viernes, 30 de julio de 2010

TOTO TE CUIDARE


Nuestra protagonista de hoy, Gladis, estuvo seis años de novia con un muchacho introvertido y depresivo, que cierto día tuvo el tupé de dejarla. Con este caballero, que había sido su primer novio, había tenido su primera y única experiencia sexual. Cuestión que luego de la separación, Gladis pasó varios meses angustiada, y con la autoestima por el piso producto del trágico abandono.

Los meses de tristeza continuaban acumulándose y la gente que rodeaba y quería a Gladis ya no sabía cómo animarla, hasta que una noche, su hermana le propone ir a bailar. Entonces fueron a Metrópolis. Allí se encontraron con el novio de su hermana (o sea, su cuñado) y sus amigos, uno de ellos el Toto Porra. Feo el sobrenombre de este personaje pero así fue, uno de los pocos que no ha sido alterado.

El Toto Porra, alto, pelo largo, bien formado, carente de eses y de pronunciación de consonantes consecutivas, esa noche sacó a Gladis de la depresión. Era bonito, bailaba muy bien, diametralmente opuesto a su novio anterior, se divertía, disfrutaba… Fue una noche perfecta. De fondo, Damas Gratis, qué más se podía pedir?

Según cuentan las amistades de Gladis, después de esa noche ella quedó enamoradísima de él. Siguieron viéndose con cierta frecuencia. Y aunque para el Toto, por el momento, era una relación estilo touch and go, siempre comentaba que cuando cumpliera 26 años se cortaría el cabello y le propondría ser su NOVIO.

Y así pasaron unos meses de toqueteo, franela y bailanta, hasta que un día el Toto le expresó su deseo de pasar una noche juntos, y hacer el amor (¿?). Gladis estaba insegura y temerosa… caliente también, sí. Pero temerosa al fin. Recordemos que hasta ahora, sólo había estado con el abandónico de su ex...

Entre todo el parlanteo del Toto por convencer a Gladis de hacer el amor (¿?) … Insisto con esos dos signos que en mi caso equivalen a cara de desconcierto: boca arqueada para abajo, tipo “n” y cejas en posición: / \ , más frente arrugadita (decime la verdad, mientras lees esto, estás intentando imitarme?), es decir, la cara de póker, o de pelotuda, que siempre me criticó Vero cuando digo Y ESO? ó NO SE – tengo un tema con esa frase… “hacer el amor” pero bue… la vamoaressspetar che, le quita glamour a la historia la palabra COGER ó en su defecto, GARCHAR, y mi vieja encima se calienta. Dicho esto, continuamos.

Estaba en que entre todo el parlanteo de Toto por convencer a Gladis de hacer el amor (¿?), le prometió cuidarla. Frase mágica. La convenció. Le propuso ir a la casa de su hermano (Gladis supuso que la casa estaba desocupada) y estuvo de acuerdo. Pero antes deberían pasar por la casa de los padres de Toto, donde él también vivía, a buscar algo.

El Toto tenía un Renault Fuego verde, todo destartalado, pero con un impresionante equipo de música que se dejaba escuchar a veinte cuadras a la redonda. Subieron al auto, arrancaron y se dirigieron camino a lo de los padres del Toto. Llegan. El Toto se baja y Gladis se queda esperando en el auto, nerviosa.

De pronto sale el Toto de la casa con un colchón de una plaza bajo el brazo, sí, sí, un colchón y de los finitos. Lo dobla tipo rollito, lo guarda en el baúl. Sube al auto, y con una expresión de felicidad en su rostro, enciende el motor y al grito de “LISTO”, emprendieron camino a la casa de su hermano.

Gladis al momento no creía lo que veía, pero más se sorprendió con lo que vino después… LLEGAMOS, dijo el Toto, mientras estacionaba en medio de un descampado frente a una casa en construcción. Para eso señores era el colchón! Convengamos que cumplió con su promesa. Puso un colchón en el contrapiso y sacó una mantita de un placard lleno de materiales… El la cuidó!

Y pasó lo que tenía que pasar, es decir, hicieron el amor (¿?) y una vez que terminaron, el Toto tapó los materiales con la mantita, nuevamente enrolló el colchón, lo metió en el baúl, pasaron por la casa de los padres, bajó, lo dejó y llevó a Gladis a su casa. Un galán. Caballero total.

Pero la historia no termina ahí. No señor (ustedes, che, los que se quejan de las anécdotas cortas, ven que la culpa no es mía? si la gente no da letra como hizo Gladis… yo no me puedo expresar!) Les decía que la historia no termina ahí. El romance duró 6 meses. Yendo y viniendo a la casa en construcción, colchón bajo el brazo.

Un día aparece el Toto con un piercing en el pene, si, en el pene mami, no dije chota, dije PENEEEE, NO ME JODAS VIEJA, LOS PIBES TIENEN PENEEE. Y se lo había hecho con UN ALFILER! señores si eso no es tener huevos, díganme ustedes qué es!!!! Gladis se impresionó tanto que la libido por este muchacho pelilargo se le cayó al suelo, fue como un cachetazo que la trajo a la realidad, y lo dejó. Así de impresionada quedó.

Pasado el tiempo el Toto cumplió 26 años, al día siguiente la llamó y le dijo que ya se había cortado el pelo y que estaba listo para ser su NOVIO. Pero Gladis ya estaba noviando con quien hoy es su esposo, así que gentilmente lo rechazó.

Pasaron varios años de aquello y el Toto sigue sin entender que sucedió. Y todavía la sigue llamando y chequeando, porque está seguro que llegará ese día, en que Gladis se separe de su marido y regrese con él.



http://www.youtube.com/watch?v=NkhPZi7h0hQ&feature=related

YA SE, UDS QUERIAN EL PENE CON PIERCING… SON CHANCHOS!


miércoles, 28 de julio de 2010

JAPI VERDI TUYU


Y sí… Tenía que suceder… sistemáticamente, una vez al año, pasa… Hoy no es feriado pero es mi… CUMPLEAÑOS FELIZ, CUMPLEAÑOS FELIZ, TE DESEAMOS TODOS, CUMPLEAÑOS FELIZ… eehh perdón, perdón! Se me escapa la tortuga con los años!

Por cierto, no es feriado acá, porque sin ir más lejos, los hermanos peruanos sí están de festejo! Así que me tomo el día, por mi cumpleaños y por la independencia de mi querido Perú! Les dejo tiempo y espacio para que me saluden, POR FAVOR NO DEJEN DE HACERLO QUE ME ANGUSTIO Y MANDO TODO AL CARAJO, y dado que ustedes no me van a mandar regalos… les dejo uno yo.

DEL DESAYUNO A LAS MATEMATICAS by me

La hora del desayuno ha sido en cada viaje de trabajo, la hora más asombrosa del día. Insólitas combinaciones de comidas, infusiones, fiambres, frutas, panes y dulces conquistan la ansiedad de cualquier huésped. Hasta al más recatado le resulta imposible evitar alguna extraña combinación. He visto combinaciones asombrosas. Salchichas fritas, más huevos revueltos, cebolla, tomates en aceite, queso y jamón, acompañado con café con leche, tostadas con mantequilla, bollos y panecillos dulces, banana, sandia, durazno con crema y claro, un vaso de jugo de naranja. Algunos agregan yogurt y otros, cereales. Los más recatados arrancan con su plato de frutas, jugo de frutas, de alguna tropical para meterle sofisticación, café… y al terminar, puede verse como sus miradas se dirigen al tocino frito… hasta que abdican y entonces se los ve venir contentos, sonriendo con su tocino al plato, y por qué no, un poco de huevo revuelto. También están los organizados, que el lunes arrancan con frutas, el martes prueban las comidas, el miércoles la patisserie, el jueves los cereales y yogurts, el viernes los fiambres, y si tuvieron la suerte de llegar al sábado, toda la organización queda en el olvido y milagrosamente pueden, en el transcurso de una hora, combinar la semana entera. La hora del desayuno no es ni más ni menos que la pura manifestación de la propiedad matemática que dice que el orden de los factores no altera el producto. Puede verse como cada huésped combina las opciones mencionadas en el orden más asombroso posible. Así como algunos comienzan con las frutas, otros lo hacen con el tocino y el huevo, o con el café y las tostadas. Lo cierto es que al final, todos han comido de todo. He te aquí la matemática del desayuno. El producto, el mismo. Pero este no pretende ser un relato escatológico, por lo cual haremos caso omiso de los detalles.


COMO SE ME PASAN LOS AÑOS....

lunes, 26 de julio de 2010

EL DURO DURAN


Cuando tuve el negocio abierto siempre presté mucha atención a los seudónimos de los fulanos que me escribían, y mucha más atención todavía a los seudónimos de los menganos a los que yo escribía. Los seudónimos siempre revelan algo. A veces más de lo que revela la descripción del perfil. Si los que me escribían a mí tenían el mismo razonamiento previo, me pregunto qué carajo habrán pensado… seguramente algo así como “debe ser una mina de sorpresas” o “una maga?” – REVELACION: mi seudónimo era lagaleralera. No más comentarios.

Realmente hay seudónimos raros que no te invitan a explorar el perfil de fulano o mengano. Incluso hay algunos que ni bien los lees, un acto reflejo se apodera de tu dedo índice derecho y te lleva a presionar la tecla DELETE. No tenés ni la menor idea si el tipo era bueno, malo, lindo, feo, alto, viejo, joven… incluso podría haber estado escondido Brad Pitt… pero no te importa nada. Lees: “rojo pasión”, “miau2010”, “milonguita rock&roll”, “boquita de miel”… y automáticamente apretás DELETE.

Carmela hace casi un año que deambula por el amigable ZonaCitas. Su apodo es Carmela. Carmela no tiene mucha imaginación. Y como toda persona con poca imaginación, cuando Shuarseneguer le mandó un guiño jamás pensó que ese podría ser su nombre verdadero. A decir verdad, tenés que tener la imaginación de Tolkien sumada a la de Joanne Rowling, Jeffrey Jacob Abrams, Damon Lindelof, y Jeffrey Lieber para imaginarte que ese podía ser un nombre real.

Cuestión que a Carmela, Shuarseneguer le pareció un seudónimo gracioso. Y qué pasó con el guiño? Obviamente, se lo respondió. Y para evitar redundancias, después de dos semanas de mails, chat y mucho mensajeo, se iban a encontrar.

Shuarseneguer era un muchacho oriundo del imperio del sol. Tengo un cariño especial por los hermanos peruanos, podría, en virtud de ese cariño, dar la vida por cualquiera de ellos, aún sin conocerlos. Pero hay algo que siempre, desde la primera vez que visité esa tierra, me resultó imperdonable: LE PONEN A LOS PIBES NOMBRES YANKIS DEFORMADOS, VIEJOOOO! NO JODAMOS!!!

Entonces habíamos quedado en que se iban a encontrar. Y Carmela ni enterada que Shuarseneguer era peruano, mucho menos de la costumbre peruana de bautizar a sus hijos con esos nombres deformados.

Les había dicho que Carmela carece de imaginación. Pero en la misma magnitud que carece de eso, tiene la capacidad, ó la mala suerte dependiendo la ocasión, de tentarse de la risa de una forma espectacular, nunca antes vista. En algunos casos la gente que la rodea se tienta con ella. En otros casos la gente se sorprende, y hasta algunas veces la gente se re calienta y la manda a la mierda.

Y quiso la ocasión ser de esas que terminan en mala suerte. Porque cuando se encontraron Shuarseneguer y Carmela en un bar de la estación, lo primero que quiso saber ella fue su nombre verdadero… a lo que el joven respondió:

S: Shuarseneguer

Las condiciones ya estaban dadas. Carmela, poco a poco, se comenzó a tentar… Primero pensó que era una joda. Entonces insistió:

C: daaale decime cuál es tu nombre… yo soy Carmela Gómez

S: y yo Shuarseneguer Durán Roble

Y entonces sucedió lo peor... Carmela se tentó de la risa. Doblada en la mesa agarrándose la panza. Se le caían las lágrimas. La gente de alrededor miraba. Y se seguía riendo, al tiempo que le pedía disculpas a Shuarseneguer. Pero cada vez que lo nombraba, haciendo el esfuerzo de no reírse, la pobre más se tentaba! Y Shuarseneguer se calentó. Se levantó, dejó diez mangos en la mesa. Y se las tomó. Carmela no lo siguió, como les dije, había sucedido lo peor:

CARMELA SE HABÍA MEADO TODO EL PANTALÓN!

LLAMARTE SHUARSENEGUER ES PURO

DAÑO COLATERALl!!! NO JODAMOS!!!


viernes, 23 de julio de 2010

GUIA OLEO


A raíz de la anécdota de Pancho, y en particular por el comentario de Irina en el que asumía no haber sabido manejar la situación, Julio mandó un mail contando una historia.

Julio tiene 37 años y hace 2 que está solo. Viene de un fracaso importante. Estuvo de novio 3 años con una mujer que cada vez que podía, disfrutaba recordándole lo mucho que se había divertido antes de haberlo conocido. Cuando no eran los amigos famosos con los que había salido, eran los lugares paradisíacos que había visitad, ó las discos de moda en las que tanto había bailado… pero sobre todo, esa mujer lo volvía loco señalándole, cada vez que salían, infinidad de restaurantes románticos en los que había cenado, en uno con Montoto, en otro con Aurelio y en aquel con Mengano…

Cuestión que Julio terminó esa relación sintiéndose el tipo más aburrido del mundo, y sobre todo, el menos original… porque cada vez que pensaba en un lugar para ir a cenar, la mina ya había ido, le ponía cara de orto, y le decía: “Ahí ya fui. No se te ocurre nada mejor…?” Suficiente para socavar su autoestima y no pensar en nada más.

Julio desde que se separó de aquella bruja ha recorrido varios restaurantes de la ciudad. En parte para darse el gusto de conocer todos esos lugares que no había podido conocer por lo aguafiestas que era aquella mina, y en parte para ir haciéndose una lista de lugares románticos a los que iría el día que volviera a invitar a una chica a cenar.

Hace 8 meses conoció a una chica. Había sido el cumpleaños de una de sus primas y entre todas las amigas solteras, apareció Agustina. Morocha. Pelo ondulado. Ojos negros brillosos. Alta. No muy flaca (que no es lo mismo que gorda) y un poco callada. Los presentaron casualmente, sin embargo las celestinas del barrio que tenían todo planeado, daban por hecho el enlace.

A los pocos minutos ya estaban solos, apartados, cada uno con una copa de vino en la mano, conversando. Julio se sentía realmente a gusto con Agustina. Era una chica sencilla. Bastante tímida, que se sonrojaba fácilmente. Tenía 31 años, era oriunda de Puán –un pueblito de unos 6.000 habitantes– y hacía tan solo 4 meses que estaba viviendo en Capital Federal. El primer pensamiento feliz que le vino a Julio cuando supo este dato fue “esta piba seguro no conoce todos los restaurantes románticos de acá…”

La fiesta terminó y cada uno volvió a su casa con el número de celular del otro. A los dos o tres días Julio la llamó y la invitó a tomar el té. De la lista de lugares para merendar decidió empezar por Le Blé (http://www.leble.com.ar/). Pasaron una tarde muy agradable. Se notaba que ambos estaban a gusto. Había sido un encuentro muy tranquilo. Julio había decidido ir despacio.

Agustina era una de esas personas que jamás soportarían un papelón. Julio intuyó eso, pero en lugar de indagar un poco más y descartar o no su intuición, vaya uno a saber por qué, prefirió pensar que esa actitud tan introvertida era consecuencia del poco tiempo que hacía que se conocían.

El siguiente encuentro fue para ir a cenar. Y Julio se dio el gusto de ir a uno de los tantos restaurantes románticos que estaba en su lista: Defensa al Sur (http://www.defensaalsur.com.ar). Escogió uno de los más tranquilos, prefiriendo dejar otros más jugados para alguna ocasión especial.

Estaban por cumplirse los dos meses de haberse conocido. Si bien no habían hablado específicamente del tema, es decir, no se había puesto ningún tipo de rótulo a la relación, cualquiera podía decir que prácticamente estaban de novios. Entonces Julio decidió que podía ser una buena idea invitarla a cenar, festejar los dos meses de haberse conocido, y proponerle seriamente ser novios.

Y quiso que fuera algo especial. Sacó toda su artillería, puso toda la carne al asador, y reservó la cama de RAVE (http://www.restaurantrave.com.ar/). Ni él sabía lo que estaba haciendo. Ni él sabía si se iba a animar a cenar en una cama ubicada en medio de un restaurante, rodeado de miradas curiosas… pero llamó, reservó y prometió a Agustina darle una sorpresa.

Llegó el día de los dos meses, y fueron a cenar. Cuando vieron la cama, al entrar, señalándola y con vos de CaloAlfredo, Julio dijo a Agustina: ahí es donde vamos a cenar. Agustina se sonrojó y creyó que Julio la estaba jodiendo. Pero no. Entonces ella propuso mejor tomar una mesa. Le parecía demasiado fuerte y no se sentiría cómoda para cenar. Pero Julio estaba tan entusiasmado con cenar en esa cama roja, entre almohadones de corazones y dosel, que se las ingenió para convencer a Agustina.

Se sentaron en la cama, les trajeron la carta, un par de copas de champagne y una entrada cortesía de la casa. A medida que pasaban los minutos, Agustina empalidecía de vergüenza. La gente no les quitaba los ojos de encima. Julio estaba feliz de estar reposado en esa cama, esperando por su plato favorito: lomo a la pimienta. Ambos permanecían en silencio, mientras Julio vaya uno a saber por qué galaxia estaba viajando, feliz, cuando de pronto el silencio se quebró por un estridente llanto acongojado.

Era Agustina, en un furioso ataque de angustia, que mientras lloraba y se limpiaba los mocos con el puño del vestido, imploraba salir del restaurante porque la agobiaba la vergüenza. Julio, ESTUPEFACTO, sin saber cómo manejar la situación, y sin entender un carajo la razón de tanto alboroto, le acercó dulcemente un grisín diciéndole “cométe un paliiiiiitooooo, mirá que ricooooo” y la pobre piba, que hasta ahora solo lloraba, lanzó encima de la cama, de los almohadones de corazones y salpicó toda la mesa de cama, que hasta ese momento había estado románticamente decorada.

Vinieron los mozos, que tampoco entendían nada. Y como Agustina estaba tan estresada, su cuerpo, en un intento de abstraerse del bochorno, decidió desmayarse. Cuestión que en 5 minutos llegó el servicio médico contratado por el restaurante y terminaron la noche festejando los dos meses en una ambulancia.

Julio quiso sorprender a Agustina y planear una salida original… Convengamos que no se anduvo con chiquitas!!! Ahora cada “mesario” lo festejan en La Viña del Abasto, un lujito que les recomiendo, escondido en una de esas esquinas no tan oscuras del Abasto, donde los fussiles con salcita scarparo están de rechupete, y que por supuesto, no tiene web!

Para más información, consultar Guía Óleo
(no me digan que no les tiré opciones!)

miércoles, 21 de julio de 2010

LOBO ESTA?


Otro tema relacionado con la fisonomía masculina. El hombre peludo, lampiño, ni muy muy, ni tan tan… Conozco mujeres a las que les gusta el hombre de pelo en pecho... y como si fuera poco, de pelo en espalda, hombros, cuello, gamba… todo. Un oso. Si, prefieren un oso. Las erotiza. Para esas mujeres el vello es sinónimo de virilidad. Y les calienta enredarse en la mata, chivarse todas en verano… Pero también están las mujeres que les repelen los osos, u hombres estufa… Andrea, la momia muertita del blog anterior, es una de ellas.

Viernes por la noche, terminada la previa en el departamento de Palermo y estando todas las chicas un poco borrachas, se van a América a bailar. Un grupo de pibes se acerca y comienza el clásico histeriqueo “como te llamás, de dónde sos, qué estudias”.

Todos muy simpáticos. Andrea le había echado el ojo a un morocho muy lindo. Lo que más se destacaba del morocho era su lomazo. Todo el grupo de chicas se babeaban con el pibe, pero claramente él había apuntado a Andrea. Entonces las demás se acomodaron al resto de los morochos, no tan bien formados, y la noche siguió, todos contentos, todos apretando.

Transcurrida la primera hora, Andrea y el morocho que hacía rato estaban a los besos, habían alcanzado un nivel de excitación poco adecuado para el lugar. Y el morocho la invitó a su departamento. Andrea ni lo pensó. Avisó a sus amigas y se fugó.

Tomaron un taxi, que ardía camino a la casa del morocho. Entonces subieron al 5to D. Se dirigieron al cuarto. El morocho encendió una luz muy tenue, se quitó la camisa, el pantalón… se quitó todo, y se paró frente a un espejo ubicado a los pies de la cama.

Entonces Andrea lo vio, por delante y por detrás, y lo que vio no hizo más que recordarle al hombre lobo. El lomo invadido de pelo. El pecho de lana peluda. Hombros, brazos… todo un gran pullover de invierno tejido al mejor estilo puneño. Pero eso no fue todo. El morocho parecía estar muy interesado en el espejo. Aún seguía mirándose, cuando Andrea le llamó la atención:

A: vas a estar mucho tiempo más mirándote?

M: un poco…. me gusto mucho. Soy tan lindo. Te gustan mis hombros? Bancame, que me toco un poco así me re caliento… cuando te diga, venite al espejo y si te excita, me tirás de los pelos del pecho… dale rusita?

A: me estás jodiendo?

M: no te recuerdo a superman? Mirá (mostrando sus biceps).

A: a SUPERMAN? Ahhhh pero vos sos un boludo importante… Che y qué te pasó, la criptonita te afecto el vello? Ma’qué superman, King Kong parecés, nene!

Andrea siempre tan dulce… convengamos que no se ha cruzado con superhéroes tradicionales, pobre!




lunes, 19 de julio de 2010

SUPER PIJITUS


Mucho se habla y se ha hablado acerca del tamaño del miembro viril masculino. Está ese eterno debate entre qué medida es mejor… grande, pequeña, gorda, delgada… y obviamente, las correspondientes combinaciones. De hecho quién no ha dicho la famosa frase PREFERIBLE CHIQUITA Y JUGUETONA QUE GRANDOTA Y DORMILONA?

No es mi idea dejar aquí plasmada mi opinión, de todos modos están todos invitados a dejar la suya.

Y como hoy no estoy de buen talante, no le haré honor al personaje masculino de esta historia, y por lo tanto será una entrada bien corta.

Cuenta Andrea que un día le presentaron a Franco, que era amigo de su mejor amigo, Lucho. Andrea es una chica muy delgada, mide un metro sesenta aproximadamente. Franco era un tipo muy bien formado, metro ochenta, musculoso y con una gran espalda.

De entrada pegaron onda, entonces salieron una vez, dos veces y finalmente, salieron una tercera, en la que terminaron en la cama. Cuando Franco se desnudó, Andrea se percató de lo excesivamente bien dotado que estaba Franco. Entonces pasó lo que tenía que pasar, y Andrea nunca encontró la forma de sentirse cómoda con semejante cosa adentro. Por lo tanto optó por no moverse mucho para evitar dolores, sobre todo dolores posteriores.

Terminado el acto sexual, Franco la miró preocupado y le dijo:

F: Qué pasaba? Parecías muertita… casi ni te movías…?

A: y qué querés! Con semejante pija que tenés!!! se me salía por los ojos! Superpijitus Herectus te dicen? animal!

Andrea, si, si, una dulzura total, del equipo de Vero… Al otro día experimentó la misma sensación que había tenido cuando por primera vez se bajó de un caballo. No volvió a ver a Franco nunca más. Y Franco siempre le cuenta la misma anécdota a Lucho: tu amiga parecía una momia! Estaba como muertita…



NO DEJES DE VER EL SIGUIENTE LINK… SIN DESPERDICIOS!!!

http://www.google.com.ar/imgres?imgurl=http://img455.imageshack.us/img455/2283/1003027id5.jpg&imgrefurl=http://haciendofotos.com/sky-pillar-el-pene-mas-alto-del-mundo/&usg=__dK7gsD7BMCkAOOwD8KcDwiWHRi4=&h=500&w=410&sz=36&hl=es&start=2&um=1&itbs=1&tbnid=STJswzTy-n3qfM:&tbnh=130&tbnw=107&prev=/images%3Fq%3Dmiembro%2Bviril%2Bmasculino%26um%3D1%26hl%3Des%26sa%3DN%26tbs%3Disch:1


viernes, 16 de julio de 2010

HOTEL CALIFORNIA?


La gente sigue confiando en el e-dating. Y está muy bien. Como dijo Sil, uno nunca sabe con quién se puede cruzar. Es que el mercado sigue estando difícil y la expansión y diversificación de producto es siempre una buena opción. Además, por qué habríamos de limitarnos a las formas tradicionales, incluso por qué limitarnos al área de influencia local? De hecho, hay gente que tiene agallas para jugársela más allá de los 200 km a la redonda! Increíble. Y no es porque estén al pedo o desesperados. No señor. Es porque se van agotando de probar dónde juegan de local… agotando de ánimo, agotando las posibilidades… entonces van en busca de otros horizontes. Se acuerdan de Braulio, el que termino en el boliche Anchorena?

Es así, el soltero con deseos de enamorarse se pregunta ¿dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar? Y no se sienta a ver la película de Jusid. No. La mayoría de esos solteros se toman muy en serio esa pregunta. Entonces buscan. Incluso salen a la ruta… Y se van desde Tigre a… Huanguelén, por citar un ejemplo!

Si. Pancho se fue de Tigre a Huanguelén. A juzgar por lo que hizo, nadie debería llamarlo pancho… pero bue… cosas de la vida que no vienen al caso. Vayamos un poquito más atrás. Pancho vive en Tigre, tiene 35 años, un buen trabajo, una buena familia, es deportista, buen mozo, se quiere enamorar y alguna vez tener hijos. Entonces, además de conocer amigas solteras de sus amigas y amigos, deambula por los sites de e-dating con la esperanza de encontrar alguna chica de la cual poderse enamorar. Y así, deambulando y deambulando, se cruzó cibernéticamente con Irina.

Irina era soltera, tenía 33 años y también deambulaba queriéndose enamorar. Una sola cosa no era sumamente alentadora en el perfil de Irina: vivía en Huanguelén

Pero como ambos coincidían en la teoría de expandir el mercado y el área de influencia… Irina le envió un guiño a Pancho, y Pancho lo respondió. Y así empezó el típico contacto por mail, luego chat, teléfono… hasta que después de un par de semanas, viendo que había mucho en común, decidieron verse. Claro, el tema a resolver era dónde verse! Inicialmente, para ser justos, pensaron en algún pueblo a mitad de camino, pero finalmente dado que era el primer encuentro, Pancho en un intento de sumar puntos, decidió irse hasta allá. Entonces el encuentro sería en el Café De Tu Hermana, ubicado en pleno centro de Huanguelén, el sábado 10 de julio, a las 18 hs.

Pancho agarró el auto tempranito y emprendió viaje. Los primeros kilómetros fue escuchando música tranquilo, acompañado por varios autos que vaya uno a saber hacia dónde se dirigían. Pero más adelante ya iba solísimo en la ruta, disfrutando el paisaje (¿?) y más adelante aún, gritando solo, como loco, los goles del seleccionado de futbol de Uruguay… Pancho iba contento, con una ilusión.

Y a las 18 hs, como siempre Pancho tan puntual, estaba sentado en el Café De Tu Hermana, esperando a Irina. A los cinco minutos se encontraron, se abrazaron y estuvieron dos horas ahí. No hubo charla superficial. Pasaron por todo tipo de temas profundos, incluyendo relaciones anteriores, heridas sanadas, hasta llegaron a hablar de qué pensaba cada uno sobre tener hijos… Irina no quería tener hijos… Lamentablemente, ya no querían lo mismo de una relación.

Al salir del café surgió la pregunta obvia, "¿y ahora qué?". Se subieron al auto y analizaron todas las posibilidades. Entonces Pancho decidió romper el hielo, y la besó. Afortunadamente, ella lo recibió bien. Muy bien. Y de ahí en más los dos decidieron hacerse los boludos respecto a que no querían lo mismo de una relación, resolvieron pasar bien la noche, y no pensar tanto. Como suele decirse, decidieron vivir el momento.

Entonces Pancho sugirió volver a Buenos Aires a algún restaurante de Palermo, y por qué no después ir hasta su casa. Pero a Irina no le parecía una buena idea y ponía demasiadas excusas (me cago en vivir el momento). Cuestión que dieron una vuelta al pueblo y terminaron frente a una parrilla, lo mejorcito que por ahí había. Antes de entrar a cenar, Pancho le insistió con ir a Palermo. Pero ella prefirió la parrilla. Y Pancho entendí la indirecta...

Cenaron y luego la llevó a su casa. Irina no lo invitó a pasar porque aún vivía con sus padres. Así que se quedaron en la puerta, en una actitud por demás adolescente. Siguieron charlando… Irina llegó a preguntarle qué diría él si ella le propusiera volverse a ver, pero antes de que Pancho pudiese contestar, lo frenó y le dijo que prefería no escuchar la respuesta. Igual Pancho le dijo la verdad, que le había prometido un café para ver qué onda, pero el hecho de vivir separados por un millón de leguas, sumado a que ella no tiene deseos de tener hijos, no eran poca cosa para él… y a decir verdad, lo desmotivaba.

Entonces la dejó y se fue a cargar nafta, emprendiendo el regreso a Tigre siendo casi la una de la mañana. Pero la ruta estaba tan, pero tan oscura, vacía y mal señalizada que a los diez kilómetros pegó la vuelta, buscó un hotel y se quedó a dormir en Huanguelén. Era demasiado estúpido manejar de noche y con el cansancio acumulado del día… y convengamos que apurado no estaba.

Honestamente no le avisó a Irina que dormiría en Huanguelén porque asumió que a ella no le importaría… que no estaba en sus planes dormir con él, aún sabiendo que se quedaría en el pueblo. Y así fue que pasó la noche solo, en un hotel horrible, llamado California, y en un cuarto tan pequeño que literalmente, con los brazos estirados llegaba a tocar ambas paredes. A las nueve de la mañana del nuevo día emprendió la vuelta definitiva.

Hablaron el domingo por la tarde y cuando le contó que había pasado la noche en el pueblo, ella se puso como loca, cuestionándolo porque no le había avisado en ese mismo momento. Pancho le dijo que sinceramente creía que ella no iba a querer pasar la noche con él, sobre todo después de haber rechazado dos veces seguidas la sugerencia de volver a Buenos Aires.

Irina, después de 24 minutos de estar semi-loca y angustiada, admitió no haber sabido manejar la situación y que se moría de ganas de dormir con él. Tampoco sabía por qué había rechazado la idea de volver a Buenos Aires. Y así se quedó Irina después de la comunicación del domingo… torturándose sola, pensando en lo que "pudo haber sido, y no fue".

En cambio Pancho está tranquilo de haber ido y haberla conocido. Está tranquilo porque el día de mañana no tendrá que preguntarse “que hubiera pasado si…”. Porque lo hizo. Se sacó la duda y fue. De todos modos Irina no era la mujer de sus sueños, no le generó nada fuerte como para tener que replantearse su vida…

Ahora, digo yo, Irina: tan boluda sos que no pudiste manejar esa situación? Treinta y tres años tenés, mamita! Y qué pretendías, que el pibe se fuera a Huanguelén y tomaran un cafecito nada más? encima te gustaba! Bo lu di ta! Porque convengamos que si hubiera habido cero onda, bue… tampoco te vas a ir a la cama para devolverle el favor de manejarse todos esos kilómetros y encima escuchar solo en el auto el partido de Uruguay… no señor. Ningún favor. Pero a vos te gustaba, zoqueta! Te morías de ganas por terminar abrazada a él, bobalicona!

En fin… Pancho… que decirte. Nunca estuve de acuerdo con tu viaje. Pero como bien vos decís. Te sacaste la duda. Y valoro los huevos que le ponés al asunto este. Ojalá esa chica, la que te merece, aparezca pronto, amigo! Gracias por compartir la anécdota, y me muero con las fotos!!! Cuánta ternurita!!! Jajajaja!!!



Welcome to the hotel California…


miércoles, 14 de julio de 2010

A CADA QUIEN SU SANTO


Me asombra la cantidad de lugares comunes que escucho entre los solteros asiduos al e-dating. Sin ir más lejos, el sábado le decía a mi amigo Alex –que a propósito, hace mucho tiempo no se lo ve por aquí- que sería todo un éxito hacer un meeting con gente de ZonaCitas o Match.com para compartir experiencias. Quién no se ha citado en el Alto Palermo? ó en Armenia y Costa Rica? Quién no se ha cruzado con un “Sr. o Srta. foto mentirosa”, o una “pesadilla envía mensajes a las 5 de la madrugada”, ni hablar de los “800 mensajes en un minuto”, en fin… yo he contado varias anécdotas de e-dating. Y hoy Sil se animó con una más.

A principios de 2009 Sil decidió buscar pareja por Internet. Sabía que se podía encontrar con cualquier rarito, pero al fin y al cabo, también se podía encontrar con alguien como ella. Razonamiento correcto que todos los no raritos (o al menos que nos creemos no taaaaan raritos) tenemos cuando decidimos meternos en esos sites. El punto es que si todos pensamos así, la probabilidad de dar con un no rarito aumenta.

Sil armó su perfil, comenzó a buscar y a dejarse encontrar. Hizo varios contactos, los cuales a medida que fue conociéndolos, también los fue eliminando. Un día apareció Lautaro. Si bien era el que menos físicamente le atraía, tenía un perfil interesante. Cada día se mantenía a la espera de que Lautaro se conectara. Las charlas eran fluidas y tenían muchísimas cosas en común. No vamos a entrar en detalles, pero a medida que pasaba el tiempo, Sil sentía que había encontrado su alma gemela.

Las horas de chat iban cada día en aumento, ocupando horas de trabajo y momentos que antes ocupaba con amigas… es increíble las idioteces que uno hace. Después se sumaron los mensajes de texto (nunca en su vida había gastado tanto crédito de Movistar) y cuando llegó la primera llamada telefónica, Sil empezó a pensar que sus días de soledad, realmente habían acabado. Y así estaban. Chat. Teléfono. Mensajes… Era una relación muy linda. Bue… una relación cibernético-telefónica muy linda. Pero ellos estaban felices. Era demasiado bueno lo que estaba sucediendo. Sil estuvo más de una semana con un nudo desde la garganta hasta el estómago, imaginando un futuro junto a Lautaro. Tanta alegría iba a matarla, y tantas ilusiones por una persona que hasta el momento no era real, también. Bien de mina.

De todos modos, más allá de esa inmensa felicidad y planificación amorosa futurista, hubieron algunas señales de alerta a las que en ese momento Sil prefirió no prestarles atención. Por ejemplo, Lautaro frecuentemente decía “hasta lueguito”, o “perfectirijillo”, incluso una vez dijo “regio”. Otra vez, cuando le dijo algo más o menos dulce, pasaron varios minutos de silencio hasta que él contestó "me fui a tirar a la cama y a abrazar el almohadón" (¿?). Pero el peor de todos los DANGER y que lamentablemente también ignoró, tuvo que ver con sus fotos. Lautaro envió por mail decenas de fotos, siempre siguiendo un estricto orden cronológico, curiosamente, empezando por una del casamiento de los padres. Todo esto no sería tan grave si no fuera porque la foto más reciente había sido tomada en enero de 1999, y no es una exageración, era de 1999. Cuándo Sil reclamó una foto más nueva, él dijo que no tenía, y agregó que respecto a la foto del ‘99 había engordado un poquito. Cuestión que como en la última foto se veía bastante lindo y con buen cuerpo, Sil pensó que “un poquito” más gordo no iba a hacer la diferencia. Entonces decidió apurar los trámites, y pasar al siguiente nivel: conocerse.

Después de varios tés de tilo, manzanilla, reiki, y cualquier cosa que le ayudara a calmar los nervios, un viernes a la noche Sil se encontró bastante calmada y fue al encuentro del “amor de su vida”. Lo esperó sentada en un banquito a la salida de un shopping de Palermo. Las piernas le temblaban. La ansiedad la estaba matando y Lautaro, se demoraba. Ella ya estaba pensando que la iba a dejar plantada cuando lo vio llegar. Y en ese mismísimo momento, deseo que jamás hubiera aparecido. ES PAN TOSASITUACION.

Lautaro, en una actitud muy insegura, tardó un buen rato en acercarse. Desde la vereda de enfrente la observaba sin saber qué hacer… Estaba 20 veces más desmejorado que en la peor foto que Sil había visto. De hecho, costaba creer que fuera él. Pero la gota que colmó el vaso no pasaba por su aspecto, no. Mucho peor. Cuando finalmente se acercó, y la saludó… plop! el pibe tenía mal aliento. Sil aún no sabe como hizo para no salir corriendo. Uno puede pasar por alto ciertas cosas, pero mal aliento? No señor. Y menos en una primera cita. Masticate un chicle, campeón. Incluso por las dudas.

Entonces la abrazó, le dijo “sos real” y la siguió abrazando. Sil no sabía cómo escaparse. Se sentaron en el mismo banquito sin hablar (qué momento…), él en silencio debido a sus nervios y Sil porque estaba más allá… con un lóbulo del cerebro pensando en que le iba a romper el corazón, con otro redactando mentalmente el post para su blog, y los dos restantes desmayados por el olor.

Como Sil no puedo disimular sus emociones, Lautaro le preguntó por qué estaba tan seria. Ella le dijo que no se preocupara porque normalmente era así, y que le costaba asociarlo con la persona del chat. Pasaron varios minutos más, mientras él seguía abrazándola, y de pronto, en una especie de descuido (¿?), la besó… SIL DEJÓ QUE LA BESARA A PESAR DEL MAL OLOR! Ella misma todavía no puede creer haberlo hecho. Convengamos una cosa, Sil, si eso no es estar desesperada, qué carajo es?

Luego del apasionado beso, Lautaro preguntó a Sil en qué estaba pensando, y ella le dijo "para serte sincera, no creo que esto vaya a funcionar". Más silencio. Pero hasta ese momento no habían hecho otra cosa más que estar sentados y abrazados en el mismo banquito que Sil lo había esperado, entonces Lautaro sugirió no apresurar las cosas e ir a tomar algo. Le dijo “baby, gracias por existir” y la llevó de la mano hasta un bar de la calle Charcas.

Ya en el bar, la charla no fluía naturalmente como por Gtalk, y a decir verdad, Sil no estaba interesada en contarle nada… ni tenía ganas de escuchar lo que él tuviese para contar (como por ejemplo, que con la madre se trataban de “usted”). Tampoco le gustaba su forma de hablar… era tan zezeozo… y sus chistes tan tontos... La cereza del postre fue no dejar propina. Sil se preguntaba si habría sido la primera vez que Lautaro salía con una mujer… Todo puede ser. Toooodo puede ser…, de hecho, Sil, si te sirve de consuelo, yo salí con un tipo (50 años, forrado en guita) que me invitó un helado en Freddo y pagó con puntos… desubicadooo!!! primera cita también (y última!).

Y pasó la noche, y tras el reloj marcar las dos de la mañana, Lautaro la acompañó a tomar un taxi, abrazándola mientras caminaban. Aparentemente él seguía sin darse cuenta que ella estaba dura y fría como una estatua. "Nos escribimos", dijo Sil, y se fue desilusionada… pero aliviada de que el horror había terminado. O eso había creído. A los diez minutos Lautaro le mandó un mensaje, y después varios más para saber si había llegado bien, pero como Sil no los escuchó, no tuvo mejor idea que llamarla justo cuando ya se estaba durmiendo. A la mañana siguiente también le escribió preguntándole si había descansado bien, y queriendo coordinar para volverse a ver. Sil le contestó "lo intenté pero no puedo, no va a funcionar, perdoname, no me escribas, el lunes hablamos". Lautaro hizo caso y recién el lunes la saludó por el chat. Le dijo que estaba muy triste, con el corazón roto, que ella significaba muchísimo para él, y varias cosas más. Sil hizo lo que pudo para que no se sintiera tan mal, pero Lautaro hasta lloró.

Pasaban las semanas y cada tanto Lautaro mandaba algún mensaje

HOY HUBIERAMOS CUMPLIDO UN MES, SNIFFF

ESTOY COMO SI ME HUBIERA CAIDO DE UN DECIMO PISO

Y Sil trataba de consolarlo como podía, hasta que un día, a las tres de la mañana, la paciencia se le acabó. Lautaro le envió un mensaje de texto que decía “perdoname, pero te sigo amando”, entonces Sil le mandó también un mensaje diciéndole que la disculpara a ella, porque nunca más se comunicaría con él. Al día siguiente lo bloqueó de todos los canales de comunicación. Y Lautaro desapareció.

Hace un par de meses Lautaro le solicitó amistad por Facebook. No lo admitió, pero obviamente revisó su perfil. Se casó hace poco tiempo, después de su cruel abandono, con una señora muy excedida de peso importada de Nueva Zelandia, a quien conoció (por supuesto) en Internet.



VES, A CADA QUIEN SU SANTO!


viernes, 9 de julio de 2010

ACORRALADO


Retomando el post anterior, permítanme decir que los tipos también son jodidos. Por lo tanto, no sé si es una cuestión de géneros… De lo que siempre estuve convencida es que las mujeres somos más peligrosas, porque además de jodidas somos astutas mintiendo… eso nos convierte en más jodidas… y no digo que eso sea bueno.

Yo no se si los tipos disfrutan dejando pistas o pisándose solos. Lo que si sé es que enganchar a un tipo mintiendo, no es para nada difícil, y más si el tipo es un despistado y desorganizado como Felipe. Lo gracioso es que hasta el mismo Felipe se asombra de lo amateur que fue la única vez que intentó engañar a su mujer, y creyó oportuno, dada la anécdota anterior, compartir con nosotros su traspié.

Felipe es un ejecutivo que tiene mil cosas en la cabeza. Y precisamente, como las cosas las lleva en la cabeza, y es un descocado, algunas cosas las va olvidando por el camino. Más de una vez se ha olvidado de reuniones. Un año atrás fue a trabajar en auto y lo dejó olvidado en la cochera. Pierde más de 20 lapiceras al año, más de 10 credenciales de ingreso a su oficina y tiene el record de tarjetas de débito olvidadas en cajeros.

Felipe es de esos tipos que amagan todo el tiempo, que histeriquea y alardea, pero que nunca concreta nada con ninguna mina. Y no concreta porque está casado, y todo su entorno lo sabe… y porque es parte del folklore de ese mismo entorno. Pero un día apareció una clienta, con su pollera colorada… y Felipe perdió la cabeza.

Soledad tenía 30 años, unas piernas de 19 y unos pechos para veinte. Era pelirroja, alta, simpática y soltera. Frecuentaba el estudio una o dos veces por semana. Y Felipe era su apoderado en el caso que habían iniciado. A medida que pasaba el tiempo, la confianza iba en aumento. Felipe, como era su costumbre, una vez que estuvo seguro de que Soledad no le sacaría tarjeta roja si se hacía el pícaro, comenzó a insinuársele.

Con la sorpresa que Soledad, que ignoraba su estado civil, el folklore y todo lo demás, agarró viaje! Y sin rodeos, como buena soltera moderna que era, le habló de un restaurante nuevo al que si le parecía bien, y cuando él quisiera, lo podía invitar. Felipe quedó tartamudeando, pero tampoco se quiso echar atrás. Y como no había moros en la costa, ahí mismo coordinaron una fecha para ir a cenar.

Martes por la mañana, mientras Felipe desayunaba con su esposa, en una escena muy bien montada le informa que esa noche tenía una cena de negocios, impostergable. Celina, la mujer, acostumbrada a sus olvidos le recuerda que hacía más de una semana habían coordinado ir a cenar a la casa de Ernesto. Felipe, continuando con su escena, aseguró haberse olvidado. Pidió a Celina que fuera ella igual y le prometió que haría lo imposible para terminar temprano y pasarla a buscar. Concluido el trámite, terminaron de desayunar, y se fue a trabajar.

De camino a la oficina Felipe llamó a Ernesto, se disculpó por la reunión imprevista y le avisó que Celina de todas formas iría a cenar. En realidad, el motivo principal del llamado fue pedirle a Ernesto que le hiciera la gamba: que por todos los medios evitara que Celina lo llamara por teléfono ya que iba a estar con un tema de negocios muy delicado. A Ernesto este pedido lo sorprendió un poco, pero prometió colaborar.

Ese martes fue un día muy largo. Felipe anduvo de un lado al otro, con mil problemas, y casi olvida la cena con Soledad. Ella lo llamó y más tarde él la pasó a buscar. Si bien Felipe disfrutaba la cena, al mismo tiempo estaba sumamente nervioso. Temía que Celina lo llamara, y no supiera que decir. Ensayó varios discursos pero todos le sonaban mal. Se sentía acorralado (al momento, sin necesidad).

En medio de la cena, Soledad se levanta y va al toilette. Entonces Felipe aprovechó a llamar a Celina para terminar con esa sensación de que en cualquier momento ella llamaba y lo pescaba con las manos en la masa. Marcó su número y Celina atendió:

C: hola amor… cómo estás?

F: bien, gordita, acá… cenando.

C: con quién?

Felipe no había ensayado esa respuesta, daba por sentado que ese dato no era importante para su mujer, sobre todo si se trataba de negocios. Pero las mujeres tenemos un sexto sentido…

F: eh… con… si te dije…

Chicana excelente de Felipe para pensar…

C: mmm no, no me dijiste…

F: eh… con el socio de Ernesto

C: que raro… no sabía que Ernesto se había asociado con alguien…

Cara de desconcierto de Ernesto, de “yo no tengo nada que ver”.

F: si, si. Qué? ahora no me crees? Está Ernesto también, si no me crees te lo paso!

C: ah eso me suena mucho más raro… porque Ernesto está acá, en su casa, cenando conmigo… Felipe, dónde carajo estás?

F: ehhhh… bueno, es que, si, no, bueno… es que estoy cenando con una clienta mujer… y no te dije por si te caía mal… pero no pasa nada eh! Es solo negocios!

Felipe zafó, porque Celina lo quiso dejar zafar. Esa fue la primera y última vez que Felipe intentó mentirle a Celina. Desde entonces, cada vez que tiene una cena de negocios, Celina con un tono irónico le recuerda esa noche, y agrega alguna frasecita jocosa del estilo “amor, agenda que hoy ceno con Fulano, no vaya a ser cosa que estemos los tres en la misma mesa y no nos demos por enterados…”

Celina, una fenómena. Porque si Felipe fuera uno de esos tipos que va por ahí cagando a su mujer, y ella se hiciera la distraída, diría que es una flor de turra que se queda con un tipo así por la guita… y que cada uno tiene lo que se merece. Pero Felipe no es de esos tipos, y creo que fue muy inteligente de su parte dejársela pasar. Otra mina le hubiera hecho flor de quilombo. Celina debe ser una mina muy segura de si misma, que adora a su marido y sabe perdonar. Felipe: no sabés mentir Felipe!!! Y eso es muy bueno… Gracias por compartir con este blog tu cagada!


SEÑORES, DESCONFIEN DE ESTA MUJER!


miércoles, 7 de julio de 2010

EL QUE SE VA SIN QUE LO ECHEN…


Que las minas somos jodidas no me cabe la menor duda. Si señoras y señoritas. Y no me vengan con que no está bien generalizar. Si hacen un esfuercito, y un poquito de memoria, sabrán de qué les hablo. Todas, absolutamente todas, alguna vez fueron “una mina jodida”. Sé que te estás acordando de algo… pero bueno, no se trata acá de hacer una lista de las hijaputeces que fuimos capaces de hacer, no no no… se trata de contarles una.

Ágata hace 4 años se casó con Diego. Últimamente las cosas no están saliendo muy bien y la pareja está, como suele decirse, en crisis. Se fueron viniendo abajo lentamente. Todos los días hay una nueva pelea. Ágata no está conforme con absolutamente nada de Diego, y él tampoco hace absolutamente nada para satisfacerla. Y así pasan los días, las semanas, los meses, entre gritos, peleas y amenazas de irse alguno de los dos de casa.

Empezaron a salir mucho por separado. Fiestas, cumpleaños, after offices… todas las semanas tenían algún evento para salir solos, cada uno con sus amigos. Y en una de esas salidas, Ágata conoció a Elio. Y estuvieron juntos en el bar, chapando. Pasada la media noche, él se ofreció a llevarla a su casa. Y Ágata aceptó. Fue entonces que camino a casa de Ágata, pasaron frente al departamento de Elio. Él se lo señaló, y agregó: ahí vivo yo, en el 4to B. Ágata llegó muy tarde, pero Diego aún no había vuelto.

Y así pasaron dos, tres, cuatro días... y las discusiones seguían… el quinto día, tras una de las más fuertes peleas, Ágata decidió esa noche pasarla fuera de su casa. Iría a lo de Elio. Vaya uno a saber qué fue lo que hizo pensar a Ágata que Elio la recibiría... Armó un bolso con algo de ropa, cepillo de dientes… y se fue pegando un portazo y gritándole a Diego “Madurá… me voy a la mierda, hasta que no cambies, yo a esta casa no vuelvo ni muerta!”. Y se fue, rumbo a Villa Crespo, donde Elio vivía.

Cuando llegó al edificio donde supuestamente vivía Elio, tocó timbre en el 4to B, y una voz de mujer, sin siquiera preguntar quién es, dijo: BAJOOOOOOO! La chica que bajó se llamaba Carolina. Era la hermana de Elio.

C: disculpá que te hice esperar, no anda bien el portero… a quién buscás?

A: No hay problema, qué tal? soy amiga de Elio, está?

C: acá? no, no. El vive con Deby, la novia, la conocés a ella también?

A: ah cierto, si… si…, la conozco… Deby… Claro… Bueno, no importa. Lo llamo. Justo pasaba por acá y se me ocurrió saludarlo. No sé de dónde saqué que vivía acá. Bueno gracias, disculpá la molestia.

C: no… está bien, no pasa nada, no te preocupes que le digo que pasaste.

A: NOOO, no te molestes, ya lo llamo!!

Indignada que se le había aguado el plan, Ágata llamó a su amiga Raquel para que la alojara, pero Raquel estaba en una fiesta con su novio. Entonces llamó a Laura, pero Laura estaba con Darío que después de 5 meses le había dado bola, y no atendió, y sólo le quedaba llamar a Rosario, pero Rosario estaba en casa de unos amigos, y tampoco atendió.

Entonces volvió a su casa. Entró muy despacio por si Diego dormía… Pero no, él estaba mirando televisión. Asombrado, con cara de estar viendo un fantasma y con el tono más irónico que pudo, dijo:

D: perdón? Alguien ha muerto y no me han avisado? Qué hacés acá? no maduré todavía eh! Necesito un poco más de tiempo.

Á: estuve pensando y sería mejor que hablemos… no dá que me vaya así de casa. Mejor hablemos.

Ágata, sos una mina jodida… sabelo. Y enarbolando la bandera de la monogamia, te digo: no estuvo bien lo de Elio… Segundo, en qué cabeza cabe irte a la casa de un tipo que prácticamente no conocés! Aunque hubiera vivido ahí, cómo se te ocurre caerle con un bolsitoooo! Tercero, si tenés tanto ovario para irte de tu casa, pegar un portazo y decir “a esta casa no vuelvo ni muerta”, y te quedaste sin lugar a dónde ir, ANDATE A UN HOTEL hermana!!! al menos tené un poquito de amor propio!!! En fin, les dije que era una de mina jodida… Diego: tendrías que haber dejado la llave puesta, varón!


EL QUE SE VA SIN QUE LO ECHEN…

VUELVE SIN QUE LO LLAMEN