Nuestra protagonista de hoy, Gladis, estuvo seis años de novia con un muchacho introvertido y depresivo, que cierto día tuvo el tupé de dejarla. Con este caballero, que había sido su primer novio, había tenido su primera y única experiencia sexual. Cuestión que luego de la separación, Gladis pasó varios meses angustiada, y con la autoestima por el piso producto del trágico abandono.
Los meses de tristeza continuaban acumulándose y la gente que rodeaba y quería a Gladis ya no sabía cómo animarla, hasta que una noche, su hermana le propone ir a bailar. Entonces fueron a Metrópolis. Allí se encontraron con el novio de su hermana (o sea, su cuñado) y sus amigos, uno de ellos el Toto Porra. Feo el sobrenombre de este personaje pero así fue, uno de los pocos que no ha sido alterado.
El Toto Porra, alto, pelo largo, bien formado, carente de eses y de pronunciación de consonantes consecutivas, esa noche sacó a Gladis de la depresión. Era bonito, bailaba muy bien, diametralmente opuesto a su novio anterior, se divertía, disfrutaba… Fue una noche perfecta. De fondo, Damas Gratis, qué más se podía pedir?
Según cuentan las amistades de Gladis, después de esa noche ella quedó enamoradísima de él. Siguieron viéndose con cierta frecuencia. Y aunque para el Toto, por el momento, era una relación estilo touch and go, siempre comentaba que cuando cumpliera 26 años se cortaría el cabello y le propondría ser su NOVIO.
Y así pasaron unos meses de toqueteo, franela y bailanta, hasta que un día el Toto le expresó su deseo de pasar una noche juntos, y hacer el amor (¿?). Gladis estaba insegura y temerosa… caliente también, sí. Pero temerosa al fin. Recordemos que hasta ahora, sólo había estado con el abandónico de su ex...
Entre todo el parlanteo del Toto por convencer a Gladis de hacer el amor (¿?) … Insisto con esos dos signos que en mi caso equivalen a cara de desconcierto: boca arqueada para abajo, tipo “n” y cejas en posición: / \ , más frente arrugadita (decime la verdad, mientras lees esto, estás intentando imitarme?), es decir, la cara de póker, o de pelotuda, que siempre me criticó Vero cuando digo Y ESO? ó NO SE – tengo un tema con esa frase… “hacer el amor” pero bue… la vamoaressspetar che, le quita glamour a la historia la palabra COGER ó en su defecto, GARCHAR, y mi vieja encima se calienta. Dicho esto, continuamos.
Estaba en que entre todo el parlanteo de Toto por convencer a Gladis de hacer el amor (¿?), le prometió cuidarla. Frase mágica. La convenció. Le propuso ir a la casa de su hermano (Gladis supuso que la casa estaba desocupada) y estuvo de acuerdo. Pero antes deberían pasar por la casa de los padres de Toto, donde él también vivía, a buscar algo.
El Toto tenía un Renault Fuego verde, todo destartalado, pero con un impresionante equipo de música que se dejaba escuchar a veinte cuadras a la redonda. Subieron al auto, arrancaron y se dirigieron camino a lo de los padres del Toto. Llegan. El Toto se baja y Gladis se queda esperando en el auto, nerviosa.
De pronto sale el Toto de la casa con un colchón de una plaza bajo el brazo, sí, sí, un colchón y de los finitos. Lo dobla tipo rollito, lo guarda en el baúl. Sube al auto, y con una expresión de felicidad en su rostro, enciende el motor y al grito de “LISTO”, emprendieron camino a la casa de su hermano.
Gladis al momento no creía lo que veía, pero más se sorprendió con lo que vino después… LLEGAMOS, dijo el Toto, mientras estacionaba en medio de un descampado frente a una casa en construcción. Para eso señores era el colchón! Convengamos que cumplió con su promesa. Puso un colchón en el contrapiso y sacó una mantita de un placard lleno de materiales… El la cuidó!
Y pasó lo que tenía que pasar, es decir, hicieron el amor (¿?) y una vez que terminaron, el Toto tapó los materiales con la mantita, nuevamente enrolló el colchón, lo metió en el baúl, pasaron por la casa de los padres, bajó, lo dejó y llevó a Gladis a su casa. Un galán. Caballero total.
Pero la historia no termina ahí. No señor (ustedes, che, los que se quejan de las anécdotas cortas, ven que la culpa no es mía? si la gente no da letra como hizo Gladis… yo no me puedo expresar!) Les decía que la historia no termina ahí. El romance duró 6 meses. Yendo y viniendo a la casa en construcción, colchón bajo el brazo.
Un día aparece el Toto con un piercing en el pene, si, en el pene mami, no dije chota, dije PENEEEE, NO ME JODAS VIEJA, LOS PIBES TIENEN PENEEE. Y se lo había hecho con UN ALFILER! señores si eso no es tener huevos, díganme ustedes qué es!!!! Gladis se impresionó tanto que la libido por este muchacho pelilargo se le cayó al suelo, fue como un cachetazo que la trajo a la realidad, y lo dejó. Así de impresionada quedó.
Pasado el tiempo el Toto cumplió 26 años, al día siguiente la llamó y le dijo que ya se había cortado el pelo y que estaba listo para ser su NOVIO. Pero Gladis ya estaba noviando con quien hoy es su esposo, así que gentilmente lo rechazó.
http://www.youtube.com/watch?v=NkhPZi7h0hQ&feature=related
YA SE, UDS QUERIAN EL PENE CON PIERCING… SON CHANCHOS!